Es una de las principales conclusiones a las que han llegado los responsables del proyecto piloto BIOPLAN, de la Fundación Cajamar, enmarcado dentro de la Convocatoria de Adaptación al Cambio Climático 2017 de la Fundación Biodiversidad.
Mónica González, David Erik Meca y M.Dolores Buendía estudiaron las plantas arbustivas de flora autóctona que eran más adecuadas para albergar enemigos naturales de las plagas y que dichas plantas no fueran reservorio de virus o de sus vectores que pudieran afectar a los cultivos, colocando setos en las inmediaciones de seis invernaderos de varias empresas de Almería, Murcia y Alicante.
Con los resultados elaboraron sendas guías, una de las plantas más interesantes para la construcción de setos y otra de los enemigos naturales que albergan. y cuya información se trasladó, con la colaboración del IFAPA, a una aplicación móvil denominada PlantEN, de fácil descarga.
Según Mónica González, responsable de control biológico de la Estación de Las Palmerillas, «hemos generado el conocimiento necesario para diseñar setos de distintas características que dan respuestas a diversos problemas».
Por un lado, ofrecen un hábitat a los insectos beneficiosos para el control biológico; por otro, actúan como barreras fitosanitarias frente a las plagas, y además mejoran la higiene rural de los invernaderos en los que se colocan y la imagen del campo hortofrutícola de cara a los mercados.
Desde Cajamar se pretende continuar con las labores de concienciación y divulgación de dichas prácticas, así como con el asesoramiento técnico a todos aquellos productores que estén interesados en poner en práctica estas iniciativas.
De hecho, en las pasadas jornadas I Love Bichos, de Hortyfruta, se insistió en la necesidad de mantener y aumentar la biodiversidad funcional en los invernaderos (dentro y fuera con los setos) como una de las herramientas principales de apoyo al control biológico.