Mónica González, responsable de Control Biológico de la Estación Las Palmerillas de la Fundación Cajamar, aboga por una gestión integrada del control de plagas en la que la lucha biológica sea eje central y se complemente con otros recursos como la prevención, las técnicas biotecnológicas o los productos fitosanitarios como apoyo.
¿Nos podrías hacer una radiografía de cómo está el control biológico en Almería? En Almería ya llevamos 9 o 10 años aplicando estas técnicas, sobre todo en los cultivos importantes, como el pimiento o el tomate. Hay conocimiento, los agricultores están acostumbrados, pero creo que sigue siendo necesaria mucha información y mucha formación, y seguir estando en el tajo para que siga empleándose bien, porque no son bicicletas, siempre hay que estar aprendiendo; y es una técnica más que conoce todo el mundo pero hay que seguir trabajando para mejorar y que se confié plenamente en ella.
Hace unas campañas se registró un estancamiento en esta técnica, que entró en retroceso en las dos últimas campañas ¿Es cierto, como apuntan algunas empresas de control biológico, que esta campaña ha subido su uso? Puede ser, porque la realidad al final es tozuda. Y hemos visto que en los cultivos en donde se han relajado con el control biológico han vuelto a aparecer los problemas recurrentes de siempre. Entonces, los agricultores no son tontos, los técnicos tampoco, y se están volviendo a acordar de que los bichos y el control biológico son útiles.
¿Puede ser esa la clave para que acabe de cuajar que el uso del control biológico es más efectivo que el uso de productos? Pues sí, al final volvemos a lo mismo: Nos acordamos que el control biológico nos ayuda, que es una herramienta más, no es la única -esto es una gestión integrada de control de plagas- pero es la herramienta fundamental en la que debemos basar el control de las plagas en nuestros cultivos, pero también de las enfermedades.
Tiene que terminar de cuajar, y creo que eso forma parte también de nuestra misión: recordar al agricultor y al técnico que esto existe, que no es fácil de manejar, tenemos que estar siempre formándonos, actualizándonos, y que no es el único recurso, porque está también la prevención, las técnicas biotecnológicas, los fitosanitarios como apoyo, pero el control biológico es la base sobre la que se sustenta todo.
¿Cuáles son las últimas novedades en esta materia? Novedades siempre hay y son continuas. Las casas de bichos siempre están innovando, hay formas de intentar establecer la fauna auxiliar más rápido, con nuevas técnicas, nuevas formulaciones.
Los bichos son los que son. Si uno mira el catálogo de fauna auxiliar que tiene cualquier casa de bichos es muy amplio, lo que pasa es que nos acostumbramos a usar 3 o 4 bichos.
Sigue innovándose intentar establecerlos más, pero creo que también el agricultor debe ser consciente de que les debe dar una casa, un hábitat agradable a los bichos para que no se mueran, como controlar el clima dentro del invernadero. Todas esas innovaciones hay que incorporarlas para que el control biológico sea lo más efectivo de lo que es ya.
Y creo que cualquier casa de la fauna auxiliar está predicando en las cooperativas lo último que tienen y cómo han ido avanzando poco a poco, porque en este tema no te puedes dormir.
¿Qué recomendación podríamos hacer a los agricultores para que continúen apostando por el control biológico y la producción integrada? Que se dejen asesorar bien por los técnicos de las casas de bichos, que tengan –aunque es difícil decir- paciencia y confianza en que la fauna auxiliar funciona. Creo que debe ser la primera herramienta, y con un buen asesoramiento y buena formación se pueden llevar las cosas bien.
Que no se dejen convencer por productos mágicos o milagrosos, que al final no funcionan. Hay que ser coherentes y echar mano a todo lo que se tiene, y sentido común.
Es muy difícil decirle a un agricultor cuando ve que tiene un foco que esté tranquilo y que confíe, pero hay que tener en cuenta que son seres vivos y que si quieres que funcionen hay que darles unas condiciones de vida adecuadas. En un invernadero, a 40 grados y sin humedad es muy difícil que la fauna auxiliar trabaje bien.
¿Porqué uno no tiene remilgos en gastarse dinero en aplicar distintos tratamientos fitosanitarios cuando no funciona y sí que los tiene para reforzar la fauna auxiliar porque ha habido unas condiciones adversas que han bajado la población? No sé… que se piense que son animales que queremos que estén y que trabajen, pero hay que darles unas condiciones adecuadas en el invernadero.