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Control biológico, I+D+i
Roberto García

Roberto García Torrente, Director de Innovación Agroalimentaria. Grupo Cooperativo Cajamar.

¿Qué es la bioeconomía y qué aplicación tiene o puede tener para el sector hortofrutícola bajo invernadero?

La bioeconomía es un nuevo término para aglutinar toda una serie de actividades que ya se estaban desarrollando. En definitiva, consiste en ir sustituyendo progresivamente muchos bienes que procedían hasta ahora de recursos fósiles, del petróleo principalmente, por otros que tienen su origen en procesos biológicos.

Para el sector hortofrutícola es una excelente oportunidad, ya que se trata de uno de los sistemas más eficientes de transformación de la energía solar, de captación de CO2 y de aprovechamiento de los insumos para producir alimentos.

Podemos generar y transferir conocimientos biológicos hacia otras partes del planeta. Y, por otro lado, con las nuevas tecnologías que se están desarrollando tenemos el gran reto de valorizar los distintos subproductos que genera el sector. Tanto mediante el aislamiento y extracción de componentes bioactivos, para la posterior incorporación a otras matrices alimentarias, como la producción de bioplásticos, la obtención de nutrientes para las plantas o la generación de energía.

Situación y nivel de implantación de la bioeconomía en España y en Europa.

Europa fue pionera a nivel mundial en la promoción de la bioeconomía, con la puesta en marcha de un programa de apoyo a la innovación en 2005, que posteriormente se ha completado con medidas de carácter más económico, con el desarrollo de la Estrategia Europea de Bioeconomía en 2012. En este sentido la UE ha liderado este nuevo enfoque de búsqueda de soluciones biológicas y circulares para resolver las necesidades de bienes y servicios de la sociedad. Dentro de la UE el primer país que estableció una estrategia nacional fue Alemania, en 2013, y España publicó su propuesta en 2015. Desde entonces se han ido multiplicando las iniciativas en todo el mundo con más de 50 países que están diseñando políticas y dotándolas del presupuesto necesario para abordar el desarrollo de actividades bajo este nuevo enfoque.

¿Qué repercusiones tendrá la bioeconomía en el desarrollo de nuestro modelo productivo? ¿Es el nuevo hito que marcará una nueva etapa?

Aunque el concepto de bioeconomía es relativamente nuevo, los desarrollos tecnológicos y las prácticas productivas que tienen cabida dentro del mismo son bastante antiguos. Lo que está ocurriendo es que el esfuerzo en I+D+i está propiciando una rápida mejora de las tecnologías disponibles.

En este sentido podemos decir que Almería presenta una posición destacada en el desarrollo de la bioeconomía. Por un lado tenemos el trabajo que se ha venido desarrollando en la generación de nuevos materiales vegetales que permitan obtener mayores rendimientos por superficie y mayor tolerancia a condiciones adversas. Por otro lado, la implantación del control biológico de plagas ha sido toda una revolución que contribuye a mejorar la calidad de nuestro medio ambiente. Y la continua mejora de la eficiencia en el uso de recursos escasos como el suelo, el agua y los fertilizantes permite conseguir una elevada cantidad de alimentos con el empleo de pocos insumos.

Almería presenta una posición destacada en el desarrollo de la bioeconomía.

Las energías renovables cada vez estarán más presentes para cubrir las necesidades. Especialmente por lo que se refiere en los procesos de desalación de agua de mar que garanticen el suministro de los recursos hídricos que necesita la provincia minimizando el impacto energético de los procesos.

Sin lugar a dudas, la bioeconomía contribuirá a mejorar la competitividad y a asegurar la sostenibilidad del modelo agrícola almeriense.

¿Cómo se espera que influya esta tendencia en el consumidor final?

Cuanto más desarrollada está una sociedad mayor conciencia existe por los efectos medioambientales de cualquier proceso productivo. Y nuestros clientes se localizan en países con elevado nivel de desarrollo y con gran preocupación por la sostenibilidad. En estos mercados, los consumidores tienen más en cuenta los modelos de producción empleados para seleccionar los alimentos que consumen. Y en la medida que seamos capaces de implementar y de comunicar todas las tecnologías que se están generando en torno a la bioeconomía mayor será la aceptación que tengan nuestras frutas y hortalizas.

¿Cómo nos ayudará la bioeconomía a afrontar los nuevos retos relacionados con la producción, medio ambiente y energía?

El petróleo y las energías fósiles han sido el gran combustible que ha permitido un crecimiento espectacular de la población y de la actividad económica mundial durante los dos últimos siglos. Sin embargo, tienen la limitación de ser finitos y que su combustión genera efectos negativos sobre el medio ambiente, principalmente los relacionados con el cambio climático.

Ello ha provocado que desde hace años se estén desarrollando tecnologías que permitan sustituir progresivamente dichos recursos por otros procedentes de recursos biológicos. Y los resultados que se están obteniendo son muy esperanzadores. De hecho, a pesar de que la población y la actividad no paran de crecer, durante los últimos años se ha estabilizado y empieza a descender el consumo de  combustibles fósiles.

El abaratamiento de las energías renovables hace que cada vez estén más presentes en nuestro consumo, y la eficiencia y mayor aprovechamiento de los cultivos, de los bosques o de los mares están ayudando a encontrar soluciones para satisfacer las crecientes demandas de la sociedad.

¿Es el nuevo paradigma tecnológico y productivo?

Sin lugar a dudas va a suponer una nueva era en el desarrollo de la humanidad. El siglo XXI va a suponer la puesta en marcha de una nueva era en la que los procesos biológicos van a experimentar una mejora en la eficiencia espectacular.